Lecturas que te mueven: Hacia otro verano
Sobre Janet Frame, los recuerdos y futuros encuentros
Querida Janet:
Estuve leyendo tu libro “Hacia otro verano” para un taller organizado por Punzadas. Esta lectura ha provocado muchas emociones que te tengo que compartir.
Hay muchas coincidencias en torno a este libro:
En el taller de acuarela empezamos a pintar pájaros justo el día antes de empezar a leerte. El profesor nos envió una cuenta de Instagram donde una artista pinta pájaros en acuarela y nos enamoró.
Tú escribiste esta novela a los 39, la misma edad a la que la leo yo.
Yo también recuerdo una época pasada en el extranjero. Algo parecido a tu verano en Ibiza.
En unas semanas voy a visitar a una pareja con sus dos hijos. Y me surgen algunos pensamientos parecidos a los tuyos.
Sin embargo, yo no voy a visitar a una pareja casi desconocida. Voy a visitar a una amiga que hice hace 13 años y que fue un gran soporte cuando me fui a vivir una temporada a Alemania. Y en vez de estar en su casa, recorreremos algunos pueblos con encanto situados junto a un río. Creo que a ti te encantaría.
Echo de menos los ríos, claro. Sí, echo de menos los ríos, y las cadenas de montañas.
La conocí al principio de llegar, en una clase colectiva en un gimnasio. Alguien, al escuchar que yo era española, me conectó con C., que quería practicar español. Gracias a 113 cartas (correos electrónicos) puedo reconstruir un poco el recorrido de nuestra amistad:
Empezamos a hacer un tandem español-alemán al comienzo de mis clases de alemán, así que había un desnivel en nuestros niveles que resultaría cómico desde fuera.
Me invitó ya al poco de conocernos al Oktoberfest de Blankenloch (una versión reducida y seguro que con más encanto que la de Munich). Allí la gente hablaba en un dialecto de alemán y supongo que si vuelvo, seguiré sin entenderlos.
Me ayudó con la búsqueda del segundo piso (cuánto nevó en ese momento) y también me llevó con su coche para comprar algunos muebles.
También en los primeros meses me descubrió Substage, con su fiesta de los 80 y 90, que repetían todos los meses. A C. le encanta bailar (me dijo en su última carta que para celebrar su cumpleaños va a volver a ir, celebra sus 46). Hay 27 “cartas” sobre esta discoteca.
Me invitaba a sus fiestas de cumpleaños en casa, con tartas de todo tipo. Recuerdo volver a mi piso después de ir a la primera fiesta (supongo que con bici) con una gran sensación de cansancio. Allí había gente hablando en francés (como su padre) y en alemán (como su madre) y creo que intentar descifrar tanto idioma me dejó K.O.
Tengo la receta de Flammkuchen en alemán por si alguien la necesita. Descubrí esa clase de “pizza” al visitar la Alsacia y me suena de intentar hacerla alguna vez. También creo que hizo para alguna cena käsespätzle, que junto con los maultaschen fueron mis comidas favoritas por allí.
A los 2 años de conocernos tuvo su primera hija. Yo la acompañaría en sus paseos los primeros meses hasta que me fuera de Alemania 7 meses después. 3 años después tendría el segundo hijo. Los conocí hace 5 años en el sur de Francia, en unas vacaciones en la playa. Los voy a volver a ver con 10 y 7 años.
El viaje que vamos a hacer originalmente iba a ser en mayo de 2020. Ya sabemos (bueno, tú no) lo que pasó.
Las cartas son una mezcla de español y alemán, tanto de ella como mías y habrá muchos errores por el camino. Le he dicho que hay una aplicación que se llama HelloTalk donde nos podríamos corregir mutuamente, pero al ser con el móvil la propuesta no siguió para delante (ella no tiene whatsapp y supongo que tampoco usa mucho las aplicaciones modernas).
Como ves, le debo mucho a ella en esa etapa de mi vida, pero sigo teniendo a veces pensamientos parecidos a los tuyos. Ya te contaré qué tal es la excursión de 4 días con ellos.
No podré sobrevivir al fin de semana, no podré estar con gente durante tres días enteros, hablando con ellos, compartiendo comidas con ellos, teniendo que decidir cuándo unirme a ellos y cuándo dejarlos solos.
Vamos a ir a visitar un puente colgante y mirando la primera reseña me acordé de ti, decía que “casi te sientes como un pájaro”.
En cierto modo, era un alivio descubrir su verdadera identidad. Durante mucho tiempo había notado que no era humana, […], ahora había hallado la solución, era un pájaro migratorio.
Es raro cuando vas a convivir con gente que no conoces mucho. Y la barrera del idioma también se notará.
Me gustaría saber qué decir, me gustaría no quedarme en blanco cuando estoy con gente.
Y a ver qué tal con los niños.
Todavía había tiempo de escapar: niños, su mirada fija, sus burlas, su desdén, su entendimiento; lo sabrían todo.
El final del viaje será en la ciudad donde viví durante casi 3 años. Allí iré en busca de mis lugares.
No había nadie en ninguno de los extremos del camino polvoriento. Miré arriba y abajo, a un lado y al otro, y no había nadie. Éste es mi lugar. […] mi lugar me persiguió como una sombra y ahora está siempre cerca de mí.
Encontré otro lugar que hice mío. Bueno, más que encontrarlo fui en su busca; me fue dado; tomé posesión de él.
Para terminar, me gustaría añadir el fragmento que más me ha gustado del libro. Da una idea de la poesía de tus palabras y de la belleza de tus pensamientos, ojalá escribir como tú.
La habitación, decidió Grace, era un lugar perfecto para escribir, […]; es un lugar misterioso que surge de las profundidades del mundo en el que las olas acogen el tenue resplandor del sol poniente y los últimos rayos de luz se escapan como un diminuto pez centelleante, sumergiéndose entre los pliegues oscuros y el incesante movimiento del agua; mar adentro; una puede mirar desde cualquier ventana […] y no llegar a encontrar nunca el Paisaje Especial. Y sin embargo, aquí, en la buhardilla, decidió Grace, poco esfuerzo o aliento eran necesarios para descorrer las cortinas de la ventana secreta, romper el cristal y entrar en el Paisaje.
Me despido de ti. Espero que en mi viaje no me convierta, también, en un pájaro migratorio.
¡Qué bonito tu historia entrelazada con la historia del libro!
Espero que disfrutes mucho de Alemania, de tu amiga y su familia. Seguro que si.
Lo de la receta de Flammkuchen ¿es con la masa? A mí me enseñó un amigos de Estrasburgo pero con masa comprada.
Un abrazo